En una entrevista con Efe, Alonso ha roto una lanza en favor del Estado por su mayor dedicación a la lucha contra la corrupción, que, según remarca, “se detecta más y, por lo tanto, aflora más y se castiga más”.
“Con la corrupción hay que acabar de raíz, hay que aplicar las leyes con toda la dureza posible”, estima el portavoz socialista, quien cree que los pasos dados para dar mayor transparencia a las actividades privadas de los diputados, y en el futuro a su patrimonio, podría extenderse también a comunidades y ayuntamientos.
El Congreso va a publicar próximamente en su página web la declaración de actividades compatibles de los parlamentarios, y en el futuro podría incluirse también la relación de sus bienes, tal y como acaba de hacer el Gobierno con el patrimonio de los ministros y el presidente a través del BOE.
Según Alonso, “lo deseable es que en todos los sitios donde se ejerza la política con una cierta significación” se aplique el principio de “máxima transparencia”.
Así los ciudadanos podrán saber “en cada momento” cuál es la situación económica de sus representantes, comparar entre lo que tenían antes y después de acceder al cargo “y tener la tranquilidad de que no ofrecen ningún problema”, según sus palabras.
Todo ello en un momento en que los casos de supuesta corrupción han afectado tanto al PP, con el caso Gürtel, como a los socialistas catalanes y de CiU implicados en la operación Pretoria.
Pero más allá de los efectos del caso Gürtel, José Antonio Alonso aprecia en el PP una “crisis permanente, una crisis de liderazgo, una crisis de autoridad y, por lo tanto, una crisis de confianza”, uno de cuyos últimos episodios ha sido la “pelea irresponsable” por la presidencia de Caja Madrid.
Opina el portavoz socialista que el Partido Popular arrastra esta crisis desde el comienzo de la legislatura y que se ha traducido en la “pelea por el puro poder” y también en el “cuestionamiento general” del liderazgo de Mariano Rajoy.
Pese a admitir que el PSOE “mira al PP con el rabillo del ojo” como ocurre siempre con los adversarios políticos, no se muestra preocupado por los resultados de las encuestas preelectorales, como la última del CIS, que concede al principal partido de la oposición una ventaja de 3,3 puntos sobre los socialistas.