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El pobrecito hablador

Yo tampoco duermo

Sufro al pensar en los dirigentes de la CEOE y del IBEX, con los ojos cual platos soperos, aguardando la pesadilla de una derogación de la Reforma Laboral

Publicado: 23/09/2019 ·
19:34
· Actualizado: 23/09/2019 · 19:37
  • Pedro Sánchez. -
Autor

Francisco Palacios

Palacios es matemático y programador. Publicó su único libro hace ya unos años y sigue siendo el autor más leído de su calle

El pobrecito hablador

Escribo sobre lo que me gusta, pero sobre todo sobre lo que me disgusta, como un grito desesperado para no ganarme una úlcera

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Le entiendo, Sr. Sánchez. Completamente. Comprendo su insomnio, las mil vueltas entre las sábanas y el conteo de ovejas hasta acabar con toda la cabaña ovina. Yo tampoco puedo dormir.

¿Cómo podría dormir, Sr. Sánchez, sabiendo que medio gobierno está en manos inexpertas? Sería de locos. Es como si colocaras en el Ministerio de Educación y Ciencia a un astronauta, y en el de Cultura a un tertuliano de televisión.  Quién podría descansar, sabiendo que una parte del Gobierno le fiscaliza, le vigila y le hace sentir el aliento en el cogote cada día en que no cumple los compromisos asumidos con el pueblo.

Pero tenga en cuenta que hay más gente que no puede caer en los brazos de Morfeo. Para los de la LOMCE, esa ley educativa que sigue sin reformar, el dios de los sueños, no el negro de Matrix. Imagino a banqueros clavando su mirada al techo, esperando el aciago día en que se les obligue a devolver hasta el último euro de su rescate. Por no hablar de esos ex ministros que verían temblar sus poltronas cuando la electricidad dejara de ser un bien de lujo sobre el que especular. O a los ladrones de guante blanco que, desde sus fondos buitre, no dejan que cualquier ciudadano tenga un lugar donde, al menos, poder caerse muerto; una regulación del mercado de la vivienda en alquiler despabila al más pintado.

Sufro al pensar en los dirigentes de la CEOE y del IBEX, con los ojos abiertos cual platos soperos, aguardando la pesadilla de una derogación de la Reforma Laboral, sin poder despedir al gusto, teniendo que pagar horas extra, Pero eso dónde se ha visto.

Incluso yo no puedo hacerlo, sabiendo que estamos, y podemos volver a estarlo, en manos de unos trileros que dejan a aquellos cuatreros del Mississippi a la altura de la Patrulla Canina. Una panda de vendedores de motos que se comportan como un casado cincuentón con su amante, prometiendo la Luna para luego ofrecerle una tarjeta de empleado de Carglass.

Yo tampoco puedo dormir. Me robaron mi dinero y ahora me roban el descanso. Me robaron la voz de millones de andaluces en el Congreso, olvidada y arrinconada. Lo que no podréis robarme nunca es el sueño de una Andalucía empoderada y libre.

Felices Pesadillas, Sr. Sánchez.

 

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