El popular Francisco de la Torre, reelegido este sábado alcalde de Málaga con el apoyo de Ciudadanos, se ha revelado como un político incombustible que, si completa este mandato, puede cumplir los 80 años -ahora tiene 76- en el sillón de la Alcaldía, tras ganar con el PP las elecciones municipales del 26 de mayo.
Nacido en Málaga en 1942, este licenciado en Sociología y doctor ingeniero agrónomo comenzó su dilatada trayectoria política en 1971, cuando con solo 28 años fue nombrado presidente de la Diputación malagueña, cargo que ocupó hasta 1975.
Durante la transición fundó y presidió el Partido Andaluz Socialdemócrata, que posteriormente se integraría en la UCD, de la que fue presidente provincial y secretario regional, y de 1978 a 1979 ejerció como consejero de Economía y Finanzas de la Junta Preautonómica de Andalucía, presidida por Plácido Fernández-Viagas.
Al disolverse la UCD en 1982, volvió a trabajar como ingeniero agrónomo y en varios momentos colaboró con el Partido Reformista Democrático de Miquel Roca y con el Centro Democrático y Social de Adolfo Suárez.
Su largo ostracismo político acabó al ser fichado por Celia Villalobos como independiente para las elecciones municipales de 1995, que ganó con mayoría simple el PP, aunque pudo gobernar al no alcanzar un acuerdo Antonio Romero (IU) y Eduardo Martín Toval (PSOE).
Se convirtió entonces en especialista en deshacer entuertos como mano derecha de una Villalobos que en 1999 repitió victoria electoral, ya con mayoría absoluta, y que un año después, en 2000, dejó el cargo al ser nombrada por Aznar ministra de Sanidad.
Ello propició la llegada a la Alcaldía de De la Torre, que desde entonces ha vuelto a ganar las elecciones municipales de 2003, 2007 y 2011 con mayoría absoluta y las de 2015 con mayoría simple, aunque un acuerdo de investidura con Ciudadanos le permitió conservar la vara de mando.
Quienes le conocen confiesan que los dos momentos más duros que ha vivido como alcalde han sido el asesinato por ETA del edil del PP José María Martín Carpena, en julio de 2000, y la muerte de un niño de 6 años atropellado por una carroza durante la Cabalgata de Reyes de 2013.
De la Torre ha saltado a la actualidad en varias ocasiones por anécdotas como sus declaraciones en enero de 2014, cuando para justificar las nuevas tarifas del agua se mostró dispuesto a demostrar ante notario que él se duchaba con solo 11 litros de agua, algo que antes había comprobado al cronometrar su esposa cuánto tiempo estaba en la ducha.
En octubre de 2018, ofreció una solución al problema del ruido en el casco histórico de la ciudad: "En la cultura mediterránea hablamos muy alto y debemos educarnos en hablar más bajo; si yo bajo la voz, el silencio reina y si reina el silencio se puede hablar más bajo. Debemos acabar con el ciclo de que si uno habla alto, otro hablará más alto para que se le oiga", dijo entonces.
Sus partidarios le atribuyen la transformación de la ciudad en los últimos años y una tenacidad que le sirvió para convencer a la baronesa Carmen Thyssen para crear un museo con su nombre en la ciudad o para plantear al embajador francés, durante un partido de fútbol España-Francia, la posibilidad de abrir una sede del Centro Pompidou, que se hizo realidad en 2015.
Por el contrario, sus detractores le acusan de apostar por un modelo de ciudad enfocado solo al turismo, que expulsa al habitante tradicional del casco antiguo, y que a veces conlleva también la desaparición del patrimonio histórico.
Málaga
De la Torre, incombustible, puede llegar a los 80 como alcalde
Sus partidarios le atribuyen la transformación de la ciudad y una tenacidad que le sirvió para convencer a la baronesa Thyssen a crear un museo
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