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Cádiz

Un trabajador fallece al caer al vacío desde un andamio en Cádiz

Un operario ha fallecido tras caer desde una altura de 20 metros cuando trabajaba sobre un andamio en la Avenida Juan Carlos I de la capital gaditana

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Silencio. Silencio que se calaba hasta los huesos como la humedad de este día soleado en el que acababa la vida de un operario de la construcción en la capital gaditana. Silencio a pesar de haber un tumulto de gente que se agolpaba alrededor de la valla de la obra de construcción de un edificio en la avenida Juan Carlos I. Los cruces de mirada no podía evitarse igual que se agudizaban los oídos para saber qué había ocurrido con exactitud.

Se trataba de R.S.M, un hombre de 48 años, natural de Puebla del Río (Sevilla), que fallecía tras precipitarse desde una plataforma a 20 metros de altura en un edificio de la promoción de Abarzuza. Pertenecía a Aseteca, subcontrata de Ferrovial.  

El operario, que cayó desde un sexto piso, fallecía en el acto. Los hechos se producían a las 11.30 horas cuando emergencias sanitarias recibían un aviso  del accidente. Testigos presenciales han apuntado que el trabajador portaba un arnés de seguridad, pero que la sujeción fue insuficiente para amortiguar el peso del cuerpo a esa altura, según la agencia EFE. La Policía Nacional precintaba la obra y desplazaba a agentes de la científica al lugar para comenzar la investigación sobre el accidente laboral. Asimismo, se está a la espera de los resultados de la autopsia.

Los minutos pasaban y se hacían eternos como horas. Los compañeros del fallecido hacían de tripas corazón pero sus miradas no podían engañar a nadie.

Tras los hechos ocurridos, el sindicato CCOO ha afirmado que está recabando información sobre los hechos, para estudiar la posibilidad de presentar acciones judiciales contra la empresa constructora en el caso de que se hayan incumplido la normativa de seguridad laboral. Como dato hay que recordar que el año pasado concluyó con dos trabajadores que se quedaron colgando del andamio gracias al arnés de seguridad sin que hubiera que lamentar nuevas víctimas.

Hasta el lugar se trasladaban los servicios funerarios que se hacían cargo del operario fallecido tras el levantamiento del cadáver. La vida, mientras tanto, continuaba por el barrio, la gente entraba y salía del supermercado y los vecinos del bloque aledaño seguían sin poder creer lo ocurrido.

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