A escasos centenares de metros del casco urbano de Faraján y en un entorno natural de gran riqueza paisajística y medioambiental, este municipio conserva asombrosos vestigios de origen musulmán. Es el caso de unas acequias de canalización y distribución de aguas que fueron construidas y excavadas en la propia roca y que datan de la época de la ocupación árabe, ya que fueron los pobladores el antiguo asentamiento de Balastar los que las crearon y los primeros que las utilizaron como sistema de regadío para aprovechar el abundante caudal del arroyo del mismo nombre.
Según ha recogido José Antonio Castillo, los pobladores bereberes musulmanes que colonizaron la Serranía de Ronda a partir del siglo VIII establecieron sus aldeas a media ladera, preferentemente cerca de los contactos de los materiales permeables carbonatados con los silíceos impermeables, formalizando la llamada “línea de rigidez” bajo la cual se hallan las fuentes. Estas asegurarían el abastecimiento a las personas y los animales, y propiciarían la existencia de regadíos de ladera, a partir de ese manantial. La instalación, a veces compleja, requería de un diseño prefijado y controlado por alguna autoridad, regulándose los turnos y tandas mediante la figura de un “alcalde del agua”, un campesino anciano o con prestigio.
El paradigma de este tipo de espacios es el agrosistema del travertino de Balastar, que presenta un doble conjunto de bancales inscritos entre las curvas de nivel, incluso con algún molino intercalado, acompañados por el sonido y el frescor permanente de dos chorreras o cascadas que precipitan los sobrantes. La delicada, minuciosa y laboriosa configuración de este espacio irrigado, compartimentado hasta el microfundismo, es muestra de un trabajo colectivo por parte de una comunidad que buscaba un uso racional del agua y de la tierra. Los turnos se establecían con prioridad para los hortelanos de la plataforma superior, y el sobrante para los de los bancales de abajo. Actualmente, el paraje de Balastar sigue siendo una zona rica en recursos hídricos y los vecinos de Faraján continúan haciendo uso de las antiguas acequias para llevar el agua hasta sus huertos y árboles frutales.
Como se indicó con anterioridad, en el entorno también se sitúan las impresionantes chorreras de Balastar, dos espectaculares saltos de agua de más de 20 metros de altura que se dan en la zona debido a la escarpada orografía del terreno y a su relieve kárstico. Por su parte, con la intención de mejorar uno de los mayores atractivos turísticos del municipio, hace poco menos de dos años el Ayuntamiento de Faraján habilitó un sendero que parte del núcleo urbano y que, en sus tres kilómetros de recorrido, discurre por estos parajes de especial interés histórico, paisajístico y natural. En este sentido, desde el Consistorio se ha invitado a visitar Faraján a todas las personas que aún no hayan tenido la oportunidad de completar este sendero a través del cual contemplar de primera mano, además del bello entorno, las antiguas acequias y las chorreras de Balastar.
Ronda
Las Acequias de Balastar, legado musulmán de Faraján
Fueron los pobladores del antiguo asentamiento de Balastar los que las crearon y los primeros que las utilizaron como sistema de regadío.
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