El tiempo en: Punta Umbría
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Sevilla

La saga Romero de ateneístas

Un libro editado en 2009 por la Fundación Caja Rural del Sur, en su colección La espiga dorada, titulado Obra poética de José María Romero Martínez...

Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • José María Romero Martínez y la Generación del 27 -

Los hermanos Miguel y José María Romero Martínez, y su sobrino Manuel Romero Gómez, forman una saga de ateneístas de la etapa clave de la Docta Casa. De las inquietudes intelectuales de José María Romero Martínez quedó un testimonio gráfico histórico captado por José Manuel Serrano Gómez (Fototeca Municipal de Sevilla), como estimulador ateneísta del homenaje a Góngora que hizo posible la llamada generación poética del 27. La fotografía la reproducimos y en ella puede verse, de izquierda a derecha de Blasco Garzón y José María Romero, presidente y vocal de la Sección de Literatura, respectivamente, a Rafael Alberti, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego y otros.

Un libro editado en 2009 por la Fundación Caja Rural del Sur, en su colección La espiga dorada, titulado Obra poética de José María Romero Martínez, en edición de Eloy Navarro Domínguez, nos sirve de estímulo para recuperar la memoria de una saga de ateneístas de la etapa reina del Ateneo, cuando entre finales del siglo XIX y el primer tercio de la siguiente centuria, fue el crisol de voluntades cívicas que hizo posible el “renacimiento ciudadano” que situó a Sevilla en el siglo XX, aunque con retraso, gracias a las infraestructuras urbanas aportadas por la Exposición Iberoamericana de 1929. Fueron aquellos años de esplendor cultural excepcional, pero la II República y la Guerra Civil abortaron aquel resurgir cívico nacido en el Ateneo liberal y progresista fundado por Manuel Sales y Ferré.

Miguel Romero Martínez (Olivares, Sevilla, 1888-Sevilla, 1957) y su hermano José María (Olivares, Sevilla, 1893-Sevilla, 1936), sufrieron, el primero, el ostracismo provocado por la ingratitud y el sectarismo integrista, y el segundo la muerte alevosa por fusilamiento, por el hecho de haber sido durante unos pocos días gobernador civil interino de Sevilla en 1936.

De aquel asesinato dio cuenta el diario La Vanguardia el 26 de junio de 1938 en una necrológica firmada por Rafael de Pina. Lo tituló “José María Romero Martínez, doctor y mártir”. Romero Martínez, como los doctores Puelles de los Santos, Piqueras Antolín, Relimpio Carreño, y Ariza Camacho, todos asesinados en 1936, fueron médicos humanistas entregados a los enfermos humildes, y de ellos aportamos referencias en nuestros libros El Moscú Sevillano, Bienvenido a Sevilla, camarada Alexis; Morir en Sevilla y Sevilla fue la clave, gracias a los testimonios de Milagro Martínez, esposa del doctor Pedro Laín Entralgo, e hija del médico y ateneísta  Jesús Martínez Martínez, igualmente asesinado en 1936.

De las inquietudes intelectuales de José María Romero Martínez quedó un testimonio gráfico histórico captado por José Manuel Serrano Gómez (Fototeca Municipal de Sevilla), como estimulador ateneísta del homenaje a Góngora que hizo posible la llamada generación poética del 27. La fotografía la reproducimos y en ella puede verse, de izquierda a derecha de Blasco Garzón y José María Romero, presidente y vocal de la Sección de Literatura, respectivamente, a Rafael Alberti, Federico García Lorca, Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Gerardo Diego y otros.

A Miguel Romero Martínez le rindieron homenaje reivindicativo en 1973, Manuel Romero Gómez, Miguel Sánchez-Cid Romero, Jorge Guillén, Manuel Ferrand, Manuel Mantero y Francisco López Estrada. Y más recientemente, Enrique Barrero González, en su libro Noticias de la vida y de la obra de José María Izquierdo, con los manuscritos conservados por Miguel Romero Martínez. Manuel Romero Gómez (Sevilla, 1925-2002), fue biografiado por Pedro Cruz Villalón en el tomo segundo del Diccionario de Ateneístas (2004), y por Enrique Barrero en su Itinerario poético sentimental. Queda su recuerdo de figura irrepetible de la Universidad de los años sesenta, como humanista en su lección magistral de despedida en la Facultad de Derecho (1990).

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN