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San Fernando

Lencería Ramírez cierra sus puertas 114 años después de su apertura

José Manuel Bermúdez Ramírez ha sido el último tras el mostrador de uno de los comercios más antiguos de La Isla que ha ido adaptándose a los tiempos.

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Desde 1902. Lencería Ramírez cierra sus puestas este viernes y lo hace demostrando por qué ha estado abierta más de un siglo, adaptándose a los tiempos y a la demanda. O sea, siendo comerciantes. Porque cierran con todo vendido, a excepción de la caja registradora que tiene sus años y funciona perfectamente  -aunque a un lado esté el sempiterno ordenador- y los carteles decorativos que tienen un valor sentimental para los propietarios.

El honor o la desgracia de cerrar ese establecimiento abierto por su abuelo le corresponde a José Manuel Bermúdez Ramírez, que lleva el apellido de la marca por parte materna, precisamente la primera mujer que se puso detrás de un mostrador en aquella Isla copada por hombres. Y que una vez jubilada seguía teniendo su sitio en la tienda, ya sin trabajar pero a modo de relaciones públicas, con una palabra amable para todo el mundo, un buen consejo, una presencia que unía tres generaciones.

“Esta tienda la fundó mi abuelo el 16 de noviembre de 1902. Mi abuelo era de Arcos y vino a la entonces próspera ciudad de San Fernando. Aquí en 1902 estaba la Escuela Naval Militar; estaba un pujante arsenal de construcciones y reparaciones de la Carraca; estaba la sede del Departamento Marítimo de Cádiz con jurisdicción desde el Cabo de Gata hasta la frontera con Portugal… Era una ciudad próspera y mi abuelo fundó una mercería, un refino que se fue especializando con el tiempo y es lo que todos hemos conocido hasta hoy como Lencería Ramírez”, cuando José Manuel Bermúdez.

Luego le llegaría el turno a su madre y posteriormente a él y ahí es donde llega la pregunta tópica y típica, que ni es típica no tópica. ¿Cómo un hombre vendiendo lencería, que es un producto tan especial y en el que el ojo de un hombre por regla general  jamás verá lo que ve el ojo de una mujer en la clienta que va a la tienda?

Obviamente en Lencería Ramírez siempre ha habido dependientas que han soportado el trato directo con las clientas mientras que José Manuel tenía en su cometido la administración, las compras, el trato con los representantes –que también era hombres, aunque por el simple motivo de que una mujer sola viajando hace 50 años no lo tenía fácil- y todo ello gracias al conocimiento adquirido sobre prendas, tendencias y sobre todo, rentabilidad.

Ahí es donde radica el mérito porque a esa Isla próspera a la que llegó el abuelo de José Manuel le siguieron distintos episodios históricos, una Guerra Civil, una postguerra, nuevas épocas de bonanza y ahora una crisis económica que para el comercio tradicional comenzó con una revolución en la forma de vender.

Las grandes multinacionales, la competencia asiática, las nuevas costumbres… todo ello han tenido que sortear y sortean los que sobreviven en el comercio tradicional y a buen seguro que es una batalla diaria. José Manuel Bermúdez no tiene descendencia, así que no hay quien siga la tradición y el local de la calle Rosario número 30, cuando cierre el viernes, no volverá a abrir el lunes como cada lunes desde hace 114 años, pero habrá sido uno de los establecimientos más antiguos de San Fernando, después de la Farmacia Matute y El Siglo. Eso sí, hablando siempre de la misma familia al frente del negocio.

Toca descansar, disfrutar y dejar de pensar que a las nueve de la mañana tiene que abrir la baraja. Él dice que se adaptará, que hay muchas cosas que hacer, pero a buen seguro que tendrá que pasar el duelo de todo aquel que después de toda una vida trabajando, ya no tiene que hacerlo.

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