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26-J

"Ni Rajoy, ni Sánchez, ni Rivera ni Iglesias han dado la talla"

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Ahora que está de moda denostar la Transición política que se abrió tras la muerte de Franco, yo quiero hablar bien de ella y ponerla como modelo de lo que puede hacer la política cuando se dedica al servicio del bien común y no se limita, como en la actualidad, a echar cuenta a ver qué es lo que más le interesa a cada Partido.

Lo digo, ya se imaginarán, por los cuatro meses que los españoles hemos tenido que soportar por culpa de la incapacidad e irresponsabilidad de nuestros actuales dirigentes, que se han negado a obedecer al mandato ciudadano de entenderse, negociar, pactar, transigir y ponga usted todos los verbos cuya acepción sea tener en cuenta al otro, reconocerlo y respetarlo. Igualito que en el setenta y siete, año crucial de aquella Transición que enseñó a todos cómo es posible unir bajo un mismo proyecto al Fraga del franquismo y al eurocomunista Carrillo.

¿Y eso cómo fue?, se preguntarán los más bisoños, los que quizás no habían nacido entonces y asisten ahora a este espectáculo triste de la repetición de elecciones. Pues fue muy fácil: cediendo, aceptando al otro, no poniendo más líneas rojas que las que impone el sentido común y el respeto a los derechos humanos. La Transición fue un éxito –con todos los defectos que ustedes quieran, que tuvo algunos- porque se dio la conjunción de unos políticos que, a derecha e izquierda, supieron estar a la altura de los tiempos. Los de ahora, y me refiero a los grandes dirigentes, son unos irresponsables que, con mayor o menor grado de culpa, han reventado unos resultados electorales que ordenaban precisamente eso: que nadie reventara la necesidad de congeniar ideológicamente, de dejarse de exclusiones y tácticas matemáticas.

Ni Rajoy, ni Sánchez, ni Rivera ni Iglesias han dado la talla, y espero que a ninguno de ellos les de por compararse con los que capitanearon esta barca llamada España en los últimos años setenta. A su lado son unos aficionados, más preocupados por el peinado que por el bien común. ¿Por qué no se sentaron los cuatro, como es de sentido común? ¿Por qué algunos de ellos se excluyeron mutuamente? ¿Por qué Rajoy no ha movido ni un músculo político en estos cuatro meses? ¿Por qué Sánchez tenía tantas ganas de ser Presidente del Gobierno?

Son preguntas que se hace uno y me imagino que no seré el único. Ahora nos piden que votemos de nuevo y yo digo que sí. Voy a votar y aconsejo a mis lectores que lo hagan. Por muy malos que sean estos políticos, siempre será peor, y los más viejos lo saben, un General con una espada.

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