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Jerez

“La gente necesita que se la escuche, quiere desahogarse”

“Todos sabemos como está Jerez. Se crea un empleo muy precario y hay mucha gente que lleva ya mucho tiempo desempleada”. “No hay crisis económica, hay una crisis del sistema. Estamos ante un sistema únicamente financiero, pero no productivo”

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  • Francisco Domouso

Con motivo del día de la Caridad, Cáritas Diocesana de Asidonia-Jerez ha presentado un año más la Memoria Anual, así como el Observatorio Social de la Realidad de la Diócesis. Francisco Domouso es el director de Cáritas.

—Me ha llamado la atención que en la presentación de los datos hiciese usted especial hincapié en el incremento existente de peticiones de escucha, la necesidad de recibir cariño de la gente
—Esa es la noticia, precisamente. Es la segunda petición que más no llega, después de cubrir las necesidades de la comida, de pagar un recibo y demás. La gente quiere que se le escuche, quiere recibir cariño. Eso antes no existía. La gente venía también a pedir trabajo y ahora quiere que se le apoye. Y eso nos debe preocupar.

—¿Quiere decir que la gente busca en Cáritas la oportunidad de desahogar sus penas?
—La gente está cada vez más sola, esa es la realidad, existe una sociedad que abandona a la gente cada vez más. Cuando en una casa existen muchos problemas, cuando se tienen a los hijos, a los nietos..., cuando se tiene lo justo para seguir hacia adelante y con más gente ya no se puede se crean tensiones. Y te callas en casa porque sabes que si hablas se van a crear más conflictos. Entonces necesitas que te escuchen.

—¿Y Cáritas está ahí?
—Claro, la gente necesita acompañamiento y lo que pretendemos es buscarle soluciones a través de programas de autoestima, de proyectos de recuperación de la autoestima, de crecimiento personal. Se necesita crecer personalmente y eso es un tema que está afectando fundamentalmente a la mujer, aunque también al hombre. Son gente que necesitan compasión y compresión. Es importante, por nuestra parte, saber escuchar, esperar que suelten sus penas y, posteriormente, entrar en esos programas de recuperación de la autoestima. Hay mucho dolor y eso está haciendo que muchos compañeros voluntarios estén llegando al límite.

—¿Se resiente el voluntariado también?
—El voluntariado es una entrega. De hecho no todo el mundo sirve para estar de voluntario porque no es fácil compartir las penas de los demás. Es un proceso de atender a personas que no te conocen y que se quieren librar de sus problemas hablándolos. No se trata solo de escuchar y esperar la hora para irte, sino de escuchar con atención, de meterte en ese problema.

— Eso produce el desgaste del que habla.
—Es que viene una cantidad de personas importante, sobre todo matrimonios de cierta edad, de más de 50 años. Y es muy duro. Hay que mirar alrededor y ver a esos matrimonios que vivía ajustadamente y que ahora tienen el doble de personas en casa y ya no llegan y les entra sensación de impotencia, de desgaste, de desajuste. Todo eso es muy problemático, pero es algo que está ahí, que lo vemos día a día.

— Pues dicen que la economía va reflotando, aunque parece que no se nota en el tejido social de Cáritas..
—El empleo que se está dando es un empleo precario y yo diría que no hay una crisis económica, sino una crisis de sistema. Estamos en un sistema financiero y no productivo. Vamos a mejor, pero en base a qué. Tenemos que tener esperanzas, pero reclamando constantemente a los poderes políticos que no están sabiendo abrir la mano. En el tema sanitario, por ejemplo, hay unos medicamentos que tienen un coste y si no tienes nada, no tienes nada. Si no tienes, no tienes para pagar ese medicamento. Está el tema de los contratos, de 40 mil contratados, 35 mil lo son a tiempo parcial y en principio solo 500 son indefinidos. De qué estamos hablando.

— ¿Y Jerez?
—Qué quiere que le diga. Solo hay que mirar alrededor. En el informe que presentamos el pasado viernes no solo hemos hablado de Jerez sino de toda la Diócesis. Sabemos como está Jerez, no hay que abundar mucho en el tema. El empleo que se crea es precario y hay gente que llevan ya muchos años desempleada y que no saben por dónde salir.

— Son gente que siguen yendo a que la paguen una factura o a por comida, pero usted incidía en la presentación en que Cáritas no es un centro de reparto.
—Ciertamente. Ayuda se da, pero estamos en un proceso de mayor contraste, queremos que la gente no se acostumbre. Verá. Una cosa es que se tenga una necesidad y se tenga que acudir a Cáritas para poder salir hacia adelante, pero otra es que la gente se acostumbre a vivir de una determinada manera, de yo no hago nada, no busco nada porque allí en aquel sitio me lo van a solucionar. Por eso matizaba que Cáritas no es un centro de reparto y en esa idea es en la que nos estamos moviendo. La gente se tiene que acostumbrar a no vivir solo pidiendo, si tiene necesidades se le atiende, pero también tiene que moverse.

— Uno de los datos que no se ha  ofrecido en ese informe es el del umbral de la pobreza

—Eso es un dato meramente estadístico que ahora mismo no lo tenemos nosotros. Tampoco queremos que la gente se quede únicamente con las cifras. Las estadísticas, las cifras están ahí y no se pueden obviar pero no podemos quedarnos solo en eso. El tema de la escucha, del acompañamiento al que antes hacíamos referencia no es cuantificable, pero sí es muy necesaria. Los datos son fríos y hay que darlos, pero no podemos quedarnos solo en ello, hay que ahondar mucho más en las necesidades existentes, en esa segunda necesidad que tenemos que es la escucha, la recuperación de la persona.

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