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Arcos

El otoño entra de golpe y porrazo

En unas horas caen 37 litros de agua por metro cuadrado en el término de Arcos

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  • Las lluvias impiden el desarrollo normal de la feria. -

Aunque Arcos no llegó a recibir los 80 litros de agua de lluvia de la capital, los 37 registrados en el término municipal desde la tarde del jueves a la mañana del viernes sirvieron para provocar algunos destrozos y sobre todo la intervención de los bomberos para, sobre todo, achicar el agua.


La Policía Local recibió en torno a veinte llamadas de teléfono relacionadas con alguna incidencia de las lluvias, de zonas tan atípicas en este sentido como la calle Picasso, también de Camino de las Nieves, Pozo Hondón, El Santiscal, etc. La mayoría de problemas pudieron tener su origen en l atasco de imbornales públicos, que en algunos casos escupieron literalmente el agua por aseos y duchas de viviendas particulares.


Los bomberos han actuado en  tres casos de inundaciones en los bajos de viviendas en las calles Pozo Hondón, Portugal y Guadalete, pero fueron actuaciones  de poco importancia y en las que no hay que lamentar daños. Todas estas incidencias se produjeron en la tarde del pasado jueves alrededor de las 21.00 horas. 

La feria

Estas lluvias también ocasionaron desperfectos en el recinto ferial. De hecho, durante la mañana del viernes los operarios municipales se afanaron en solucionar los corrimientos de tierra que había provocado la lluvia en determinadas zonas del recinto.


Según apuntaba Rafael Yesa, técnico municipal, los 37 litros caídos en hora y media provocaron “algunos destrozos”. Los bomberos, curiosamente, se vieron obligados a actuar, justo en frente de donde hasta hace apenas un mes han tenido su sede. En pleno recinto ferial de Arcos, se formó un gran charco de agua que amenazó con arrasar dos quioscos, los cuales fueron evacuados como una medida preventiva, según información de la Policía Local.

 

Uno de los puestos más afectados fue la churrería. Las fuertes lluvias convirtieron este recinto en un lodazal que obligó a cerrar y a reunir toda la maquinaria en una zona alejada de la lluvia para que no sufriera desperfectos. Su propietario, Antonio Pernía, aseguraba a este medio que la situación suponía “importantes pérdidas” para su negocio. Al pago de los impuestos y el traslado del material para el puesto había que sumar los sueldos de siete empleados. “Es una pena que ocurra esto, pero el Ayuntamiento se está portando bien”.


 

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