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El Gobierno griego se enfrenta a una cuestión de confianza

Debe superar si quiere conseguir apoyo para, por segunda vez, recortar el gasto público, subir los impuestos y vender activos del Estado

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El Gobierno griego, encabezado por el primer ministro Georgios Papandreu, se enfrenta este martes a una cuestión de confianza en el Parlamento que debe superar si quiere conseguir apoyo para, por segunda vez, recortar el gasto público, subir los impuestos y vender activos del Estado con el fin de obtener un nuevo tramo de ayudas por importe de 12.000 millones de euros que necesita Grecia.

La semana pasada se anunció una remodelación del Ejecutivo cuyo objetivo era acabar con las discrepancias en el partido gobernante respecto a las medidas de austeridad. Si el Gobierno consigue este martes el apoyo del Parlamento, el paquete de medidas será sometido a una votación la próxima semana.


Con motivo de la cuestión de confianza se ha convocado una gran manifestación. Además, los trabajadores de la empresa pública Public Power Corporation (PPC, Empresa Eléctrica Pública) iniciaron el pasado domingo a medianoche una huelga de 48 horas.

Tras dos días de conversaciones en Bruselas, los ministros de Finanzas de la zona euro han dado un ultimátum a Grecia: el Gobierno, el Parlamento y la sociedad en su conjunto tienen hasta el próximo 3 de julio para aprobar nuevas medidas con el fin de recibir la próxima cuota de 110.000 millones de euros de los fondos que la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional acordaron entregar al país en mayo de 2010.

Aunque Grecia no ha cumplido varios objetivos relacionados con la deuda incluidos en el primer paquete de ayuda, los ministros de la eurozona han dicho estar dispuestos a ofrecer un segundo paquete de préstamos.

El nuevo plan, que cuenta con unos 120.000 millones de euros y se perfilará a mediados de julio, incluirá por primera vez una contribución de inversores privados, que comprarían voluntariamente nuevos bonos griegos.

Las autoridades griegas han admitido que los préstamos de emergencia son necesarios para evitar que el próximo mes de julio el país se quede sin fondos, incumpliendo así sus obligaciones en cuanto a la deuda. Papandreu ha advertido de que esa situación sería "catastrófica" y ha pedido a los griegos que acepten apretarse el cinturón.

"Las consecuencias de una bancarrota violenta o de la salida del euro tendrían consecuencias catastróficas inmediatas para las familias, los bancos y la credibilidad del país", ha declarado el primer ministro al comienzo del debate sobre la cuestión de confianza.

El nuevo ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, ha dicho que intentará que el nuevo programa de austeridad esté aprobado antes del 28 de junio. El plan, que se está debatiendo en el Parlamento, introduce en los presupuestos un ahorro de otros 6.500 millones de euros para este año y 28.000 millones hasta 2015, así como otros 50.000 millones por la venta de activos del Estado.

Los años de derroche, una disciplina presupuestaria poco estricta y la evasión de impuestos han hecho que la deuda pública de Grecia haya alcanzado los 340.000 millones de euros, en torno al 150 por ciento del PIB.

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