¿Se puede predecir la predisposición de una persona a padecer una esquizofrenia a partir de su genética? ¿Y una drogodependencia? ¿Cómo ayudaría esto a la medicina? Estas son algunas de las principales líneas de un proyecto que lleva un grupo del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS), liderado por el genetista Javier Costas.
El equipo de Xenética Psiquiátrica, compuesto por otras seis personas pertenecientes a diferentes disciplinas --desde biólogos hasta psiquiatras--, centra sus estudios en buscar susceptibilidades genéticas de los pacientes a padecer un trastorno mental o adictivo, que dependen de factores tanto biológicos como psicosociales.
"Ninguno de los genes, por sí mismos, son determinantes" para padecer un trastorno, sino que "puede haber varios miles" en el genoma y "cada uno incrementa muy poco el riesgo", explica Javier Costas a Europa Press. Por tanto, hay que observar todo en su conjunto para poder determinar la tendencia a padecer enfermedades mentales y adicciones, un hito para que la medicina avance hacia la personalización y, por tanto, la precisión.
Un proyecto que va a arrancar en este mes de enero a nivel estatal analizará las variantes genéticas de miles de pacientes para saber "cómo se pueden analizar conjuntamente para estimar el riesgo individual" de cada persona.
La idea, en un futuro no muy lejano, sería que la sanidad cuente con el perfil genético de cada usuario, lo que permitá optimizar tiempo y recursos. Aunque "de momento faltan estudios que muestren el costo-efectividad de estos trabajos" como para que los sistemas públicos apuesten por incorporarlos.
"MÚLTIPLES APLICACIONES"
Estas líneas de investigación tendrán múltiples aplicaciones en prevención, diagnóstico y tratamiento. En prevención, saber el riesgo genético de un individuo a padecer esquizofrenia puede centrar esfuerzos en evitar que esa persona concreta la desarrolle.
"Las estrategias de prevención universal se dirigen a toda la población. Simplemente diciendo 'no fumes cannabis, que causas psicosis', no son efectivas, porque todo el mundo conoce a mucha gente que fuma cannabis. La idea sería una prevención dirigida a un grupo de riesgo genético elevado", detalla Costas. Esto implicaría un gran avance para la psiquiatría, una disciplina en la que, en este sentido, "no se está haciendo nada" en comparación a otras.
Además, la genética se aplicaría a la hora de decidir el mejor tratamiento. "Ahora todo es ensayo-error, es decir, el psiquiatra prueba con un antipsicótico, no funciona, prueba entonces con otro, etcétera", dice Costas. Mientras el paciente pasa por esos fármacos, el trastorno se agrava, lo cual "implica que va a tener peor respuesta a un tratamiento a largo plazo, o sea, que la patología va a ser más crónica".
En el hospital compostelano, el grupo del IDIS estudia pacientes de esquizofrenia, sus ingresos y en qué unidades --si están en agudos, en larga estancia, etcétera-- para descubrir los riesgos genéticos a esa cronicidad. La evidencia conocida hasta ahora "explica muy poco" al respecto.
EVOLUCIÓN Y COMORBILIDAD
En cuanto al seguimiento, ayudaría a saber si una persona con un primer episodio psicótico o depresivo necesita una mayor observación de su evolución por su riesgo a una recaída: "Los individuos con más probabilidades de que vayan a desenvolver otro episodio en breve serían citados con más frecuencia".
Otra de las aplicaciones sería determinar predisposiciones genéticas a la comorbilidad, es decir, si un paciente de esquizofrenia tiene más riesgo a sufrir una depresión o drogodependencia. El objetivo del nuevo proyecto también será identifiar marcadores comunes para todos los trastornos con "una visión más transdiagnóstica", tal y como subraya Costas.
"Hay un concepto que está surgiendo en la última década con bastante fuerza a nivel clínico y genético, que es la idea de que existiría un factor de psicopatología general que en cada individuo se podría manifestar a lo largo del tiempo" y hacerlos "más susceptibles a sufrir algún problema".
METODOLOGÍA
Lo que hace el grupo del IDIS es analizar cientos de miles de variantes a lo largo del genoma para detectar cuáles aparecen con mayor frecuencia en aquellos individuos que tienen una patología. "Todos tenemos variantes de predisposición a un trastorno mental, lo que pasa es que algunos individuos tienen muchas más y otros, muchas menos", explica Costas.
Aparte de estas variantes comunes hay otras "raras" o "exclusivas" que surgen por la mutación de una persona concreta o su linaje. Actualmente, "a nivel práctico es muy complicado" identificar las específicas y sería "una opción a futuro". De momento, la mayor utilidad clínica la tienen las variantes comunes.
Según cuenta a Europa Press Laila Al-Soufi, bióloga integrante del grupo investigador, primero se recogen muestras de ADN de pacientes --principalmente de sangre, aunque también de saliva-- para luego, en laboratorio, extraer las secuencias genómicas.
A partir de ahí, llega el grueso del trabajo a través de bioinformática: analizan todas esas secuencias en programas de ordenador para cruzar las variantes e identificar las más comunes. La dificultad de estas investigaciones pasa por el gran volumen de muestras necesarias para hallar una evidencia. Lo habitual es que las redes investigadoras recojan datos a gran escala, que llegan a tener alcance mundial.
El trabajo del psiquiatra Fernando Facal, otro miembro del grupo, es clave a la hora de recoger las muestras de pacientes del CHUS a los que pasa consulta. "Suelen querer participar y ser muy generosos. Se muestran interesados porque serán en un futuro los principales beneficiados de todos estos hallazgos", destaca.
Este sanitario posdoctoral se muestra convencido de que "en cinco, diez o veinte años" estos estudios contribuirán a tener una psiquiatría más pesonalizada. "Sería ideal ya desde un primer momento poder decirle a un paciente qué probabilidades hay de que responda a un tratamiento o a otro o de que se dé un evento en concreto y poder adelantarnos".
Facal cree que los riesgos poligénicos en psiquiatría serán una realidad a medio plazo, igual que ya están empezando a serlo en otros ámbitos como la oncología, donde quizá esta aplicación es más conocida. "Los trastornos psiquiátricos graves tienen un componente genético muy importante. La esquizofrenia se estima alrededor de un 80%, más que cualquier cáncer o enfermedad cardiovascular".
"IMPORTANTE" TANTO LA BIOLOGÍA COMO EL ENTORNO
¿Qué es más determinante en la aparición de un trastorno o una adicción: el biológico o el entorno del individuo? "Realmente, no habría ningún factor decisivo. Son tan importantes uno como otros", responde Javier Costas.
Esto implica que, por mucho que un paciente tenga una predisposición genética muy elevada a ser drogodependiente, si --por ejemplo-- convive en una comunidad religiosa sin apenas contacto con el exterior, es muy complicado que desarrolle la adicción. Y lo mismo al contrario: serán más altas las probabilidades de un individuo que genéticamente no tiene propensión pero que sí está en un entorno de consumo y normalización de drogas.
Con todo, el peso de la biología y del entorno depende del trastorno a tratar: "En dependencia al alcohol, se estima en torno al 50%. En drogodependencia, está entre el 40 y el 60%, que sería genético".