En la Comarca de La Janda, se encuentra la Finca Sancha Pérez, un proyecto emprendido por Ramón Iglesias Pérez, un Ingeniero Industrial con una visión única y una profunda conexión con sus raíces. Ramón, que ha recorrido el mundo participando en proyectos de industria alimentaria, ha decidido apostar por la transformación agroalimentaria de dos cultivos milenarios: el olivo y la vid.
La Finca Sancha Pérez, heredada de sus padres y ubicada en el término de Vejer de la Frontera, se ha convertido en el epicentro de una iniciativa que va más allá de la producción agrícola. Ramón no solo busca recuperar los cultivos de la vid y el olivo, sino que también se propone hacerlo de manera ecológica, fomentar el consumo de productos locales y, lo más importante, crear una industria sostenible en una región que históricamente ha dependido del turismo de sol y playa.
La motivación detrás de esta transformación no es simplemente económica; es una apuesta por el futuro de la comarca. En palabras de Ramón, "sin industrias no hay futuro". La estacionalidad del turismo ha llevado a una parálisis económica en el territorio durante gran parte del año, y Sancha Pérez se presenta como una oferta complementaria, atrayendo visitantes durante todo el año.
Así, la finca se ha convertido no solo en una industria, sino también en una infraestructura turística con una fuerte vocación para recibir visitantes. Durante seis meses al año, turistas y grupos pueden disfrutar de catas, recorridos, y observar de cerca cómo se elaboran productos como el aceite de oliva y el vino.
En una comarca donde los oficios tradicionales han quedado en el olvido, Ramón apuesta por una transformación agroalimentaria "es un tema muy complejo", reflexiona Ramón, destacando la dificultad de revitalizar un sector donde las habilidades y conocimientos se han perdido.
La apuesta por la producción ecológica ha sido un pilar fundamental en Sancha Pérez. Ramón, desde sus inicios hace casi 14 años, intuyó que el enfoque ecológico no era solo una moda, sino el futuro. La demanda de una sociedad cada vez más consciente de la importancia de consumir productos libres de pesticidas y químicos, junto con las directrices de Bruselas, ha impulsado el crecimiento de la producción ecológica en Europa.
"La clave está en el campo", subraya Ramón al hablar de la calidad de sus productos. La producción ecológica en Sancha Pérez va más allá de no utilizar productos químicos de síntesis. Se basa en alimentar las plantas con métodos tradicionales, utilizando estiércol animal y vegetal, y fomentando la biodiversidad en la finca. Este enfoque implica atraer fauna beneficiosa para los cultivos, como mantis y mariquitas, creando un equilibrio natural en el ecosistema. "Si no echas productos venenosos en el campo, no fastidias el suelo, ni los acuíferos, ni el aire", añade, enfatizando la importancia de un enfoque ecológico.
La transición a métodos ecológicos no solo implica dejar de utilizar pesticidas y herbicidas, sino también adoptar un enfoque holístico que abarque desde la alimentación de las plantas hasta la promoción de la biodiversidad en la finca. Para Ramón, esto significa no solo enseñar nuevas habilidades, sino también compartir una visión más amplia sobre el impacto positivo que puede tener en el ecosistema.
En cuanto a los cultivos, Sancha Pérez cultiva variedades autóctonas como Palomino, Pedro Ximenez y la Tintilla, así como variedades francesas como Petit Verdot y Sauvignon Blanc. Concretamente la Tintilla, durante la plaga de la Filoxera en el siglo XIX, que devastó viñedos en todo el mundo, fue la única que sobrevivió en plantaciones cercanas a la playa. La arena actuó como barrera contra el insecto invasor, permitiendo que esta uva única se mantuviera. Esta singularidad la convierte en una reliquia viviente pues no se encuentran en los viveros convencionales.
El proyecto de Sancha Pérez no solo se centra en la producción de aceite y vino, sino que se ha expandido a la elaboración de vinagres, mermeladas y otros productos. "Si no consigo ayudar en el cambio de producción, me consideraré fracasado aunque gane dinero", confiesa, revelando su compromiso con un cambio sostenible en la zona.
La vocación de Ramón es clara: ayudar a otros empresarios a explorar nuevas actividades y expandir la experiencia de Sancha Pérez por toda el territorio. En sus propias palabras, el éxito no solo se mide en términos económicos, sino en la capacidad de influir positivamente en el cambio de producción y en el desarrollo sostenible de la comarca.
Sancha Pérez es más que una finca; es un símbolo de resiliencia, tradición e innovación en la apuesta por un futuro sostenible.