Del mar de Galicia, al Benito Villamarín. Cien kilos de redes procedentes de residuos marinos se han transformado en las nuevas mallas del estadio bético, las que estrenó Ayoze Pérez este mes ante el Espanyol. Viajaron 900 kilómetros para tener una segunda vida. El deporte no se enreda, recicla. Los residuos marinos se convierten en material deportivo.
"En dos años y medio hemos recogido y restaurado artesanalmente 8 toneladas de residuos marinos", explica a Efe el jugador coruñés de baloncesto Carlos Martínez, internacional español de 3x3, que en diciembre de 2020 lanzó la firma Ecoballution "con la idea de reciclar y limpiar el mar y convertir esos residuos en productos deportivos de valor".
En las redes del Villamarín colabora con Finetwork y LaLiga y esa jugada ha logrado disminuir en 166,37 kilos las emisiones de CO2 dirigidas a las atmósfera.
Su empresa también ha colaborado con la NBA, Foot Locker, la ACB o Endesa y vende su red homologada para canastas de baloncesto en 80 establecimientos de Decathlon en España. Además, elabora bolsas de balones con redes recicladas.
Países como Italia, Suiza o Dinamarca tienen en sus canchas callejeras la red de Ecoballution.
Desde La Coruña también viajan los productos de Cholita. Destaca por sus bolsos hechos con redes recicladas y, además, fue una de las pioneras en reutilizar las nasas. En 2021, los infantiles del campeonato de España de baloncesto que se celebró en Betanzos (La Coruña) ya encestaban en sus canastas.
Cholita apuesta por dar "nueva vida a las redes fantasma, limpiando mares y conciencias". Incluso disponen de gradas fijas o móviles elaboradas con material reciclado.
Tanto Ecoballution como Cholita tienen en común el trabajo de las 'redeiras' (rederas) gallegas. Entre ellas, la Asociación de Redeiras Illa da Estrela, de Corme (La Coruña). Su presidenta, Rosa Rodríguez, explica a Efe que su trabajo principal es hacer aparejos y artes de pesca, pero en 2012 diversificaron el negocio y le dieron una segunda vida a lo que hasta entonces se tiraba.
En los últimos años, sus manos confeccionan material deportivo. Cuenta que el proyecto de Carlos Martínez les llegó en un momento en el que no tenían mucha carga de trabajo. Desde entonces, llevan ya más de 3.000 canastas con su sello. Tampoco se les resisten las porterías.
Llegar a la meta les lleva unas seis horas. "Lo que más tiempo ocupa es escoger la red, darle un lavado y cortarla", explica. No todo el material sirve. Las de nylon son las óptimas.
El Celta, el Deportivo y el Lugo recibieron en 2022 quince juegos de redes (para 30 porterías) procedentes del proyecto 'Redes Vivas', que puso en marcha en 2021 la entidad financiera Abanca para recuperar redes de pesca abandonadas en espacios costeros.
Las 'redeiras' de Malpica, también en A Coruña, y las de Corme tejieron esas mallas que se colocaron en los campos de entrenamientos de los tres clubes.
Antes del fútbol, Abanca recuperó 1.400 kilos de redes para transformarlas en 1.500 metros cuadrados de nuevas mallas para 78 porterías de 39 clubes patrocinados por el banco en el marco de su proyecto Abanca Deporte Base, que incluye balonmano, fútbol sala, hockey patines, kayak polo y hockey hierba.
Con todas estas iniciativas, las pelotas se alojan en el fondo de la red… pero reciclada.
Galicia
Las redes de pesca que hilvanan porterías y canastas
Del mar de Galicia, al Benito Villamarín. Cien kilos de redes procedentes de residuos marinos se han transformado en las nuevas mallas del estadio bético
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