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Barbate

El poder de un apellido

...Si además del nombre utilizamos un apellido, la cosa puede llegar a cambiar porque si por generaciones ese apellido ha estado acaparando fuerza

Publicado: 27/03/2023 ·
10:45
· Actualizado: 27/03/2023 · 10:45
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  • Imagen de manfredsteger. -

Nuestro nombre es nuestra seña de identidad. Antes de conocer a cualquier persona, lo primero que solemos preguntar es ¿Cómo te llamas? Es nuestra carta de presentación, algunos nombres pueden ser por tradición familiar, otros por gusto de los padres y otros, simplemente, porque te quisieron llamar así, pero... ¿ocurre lo mismo con tus apellidos?

El nacimiento de los apellidos a pesar de aparecer durante el Imperio Romano, no es hasta finales de la Edad Media cuando toda la población ya tenía un apellido, así que los aristócratas (que les molestaba llevar el mismo nombre y apellido de las personas de a pie) optaron por crear un segundo apellido que provenía de la madre usando un nexo de unión entre ellos “y”.

¿Por qué os cuento esto antes de empezar? Porque la importancia que recobra un apellido va de generación en generación y en nuestro pueblo así ha sido por décadas pero ¿qué ocurre con las nuevas generaciones?

Partimos de la base que lógicamente no elegimos ni nuestro nombre ni nuestros apellidos y mucho menos la familia con la que nos toca iniciar nuestro camino en la vida. 

Cuando nos presentamos a cualquier persona a través de nuestro nombre, no tiene por qué provocar nada en la otra persona, le puede gustar más o menos, pero realmente no suele provocar ningún sentimiento. En cambio, si además del nombre utilizamos un apellido, la cosa puede llegar a cambiar porque si por generaciones ese apellido ha estado acaparando fuerza, sí que puede producir alguna sensación en la otra persona.

No significa que estos apellidos sean mejores o peores ( y estoy segura que todos están orgullosos y orgullosas de llevarlos)  pero sí que son capaces de determinar el trato que puedes recibir en determinados lugares por el simple hecho que acompañe a tu nombre (nos guste más o menos); porque como decía en mi anterior artículo, vivimos en una sociedad tan estereotipada que tener como padrino cualquier apellido de renombre te abre muchas puertas. Pero ¿qué ocurre cuando la generación cambia, la sociedad avanza y la fuerza de los apellidos los tienen otros apellidos, como decían los aristócratas en el siglo XII, comunes?

Mis apellidos no son de renombre pero me enorgullecen tanto que no necesito que lo sean, porque me enseñaron que las puertas con trabajo, esfuerzo y sacrificio, tarde o temprano, se abren,  y así además es el doble de satisfactorio.

También estoy segura que mis compañeros  y compañeras empresarios y empresarias barbateñ@s, también lo estarán de los suyos como mi compañera Patricia Vela, Juan Karthu, María José González, Luisa Varo, Francisco Pacheco, Ridhu, Patricio Moreno, Andrés Varo, Miguel Clavijo, Jesús de Gomar, Adrián Ríos, Jairo  López, José Mari Izquierdo, Ramón Romero, Lorena Cazorla, y un sinfín de nombres con apellidos y empresas, que podrán no tener la misma fuerza al llamar a una puerta, pero tienen mayor el ahínco por perseverar, por crecer y por seguir manteniendo , llevando, creando y haciendo que Barbate a nivel empresarial siga teniendo vida.

Va por todos los jóvenes que decidimos un día quedarnos en Barbate, a pesar de las contrariedades que podían darse, porque si para tener algún premio o conseguir algo se basan en los apellidos, todos nosotros como hemos comprobado durante tantos años, lo llevamos claro.

¡Orgullosos/as de nuestros apellidos!

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