El silencio puede escucharse cuando tiene rabia y tristeza. En los últimos minutos del partido de este domingo La Rosaleda gritó silencio. El Málaga lo tenía todo para ganar con 26.000 almas apoyando, luchó, perdonó demasiado, se pegó un tiro en el pie y acabó derrotado.
Este equipo estaba destinado a descender y no lo sabíamos. El error de casi cada fin de semana fue decisivo. El Racing, favorecido por la expulsión de Genaro al comienzo de la segunda parte y gracias al gol de Íñigo Vicente en el minuto 67, ha firmado la primera hoja de defunción del Málaga, que apunta a jugar el año que viene en la Primera Federación. Oviedo y Zaragoza, con 35 puntos, ya están a diez de distancia y quedan 12 partidos. Hablamos ya de lo más parecido a un milagro.
Y eso que hubo un ambientazo en una tarde nublada y húmeda. La gente tenía ganas de arropar a su equipo en su último billete de tren hacia la permanencia. En los primeros 20 minutos se apretaba arriba, presionando en salida de balón, buscando centros laterales e incluso probando desde fuera del área, como el obús de Lago Junior que rechazó a córner Miquel Parera . La mejor la tuvo Luis Muñoz en el 21 con un cabezazo solo ante el guardameta a la salida de un córner. Más de uno cantó gol antes de tiempo.
El Racing, con el arma de Jordi Mboula en el costado derecho, trató de generar en algún que otro balón colgado. Pero era el Málaga el que estaba extramotivado, volcado hacia delante. Una pena que Rubén Castro no controlara bien un pase de Lago que le dejaba en un mano a mano a treinta metros de la portería. No fue su día ni el de nadie de blanquiazul. Tampoco estuvo fino en la definición Fran Villalba tras una buena pared dentro del área. El mediapunta fue el más destacado junto a Cristian, pero otros compañeros no acompañaron.
La gente se subía a la ilusión del gol que allanara el camino entre pérdidas de tiempo de los de Santander. Rubén Castro las tuvo a raudales en la primera parte, pero estaba negado y ansioso, aunque noparara de intentarlo. El Málaga se marchó a vestuarios con la sensación de haber desaprovechado demasiadas oportunidades, sobre todo sabiendo lo que vendría a continuación.
Roja directa
La segunda parte empezó con un batacazo anímico. No era la primera vez que pasaba, pero era el día en que no tenía que ocurrir. Una tarjeta roja siempre es inoportuna, pero con el equipo jugándose la vida, es cadena perpetua. Genaro, que fue con todo a por un balón, le dio un plantillazo a Íñigo Vicente. El árbitro, Álvaro Moreno Aragón, estaba al lado y no dudó en expulsarlo. La Rosaleda, Genaro y todos quedaron perplejos.
Con uno menos, el Racing se vino arriba y empezó a percutir a un Málaga herido de muerte y necesitado de un gol como fuese. Aldasoro, desde la frontal, fue el primer susto de los de José Alberto, mientras Pellicer metía a Juande y N’Diaye para reestructurar a su equipo y jugar con tres centrales en ciertos momentos de la fase ofensiva.
Desde las entrañas resurgió el equipo con balón hasta encontrarse con dos ocasiones con un denominador común: Julián Delmás y una mala decisión en el último pase. Era en ese instante cuando pasó el tren. No se subió... y al siguiente minuto vino el gol del Racing. Íñigo Vicente encontró un hueco entre la maraña de piernas de la defensa malaguista y puso un disparo raso en el interior de la red. Un meteorito que cayó en Martiricos y dejó a todos sin fuerzas ni para reaccionar (0-1, minuto 67).
El banquillo del Racing lo celebró como lo que fue, un gol que les daba más de media permanencia. El más contenido fue José Alberto López; el más efusivo, el autor del gol, que se señaló el dorsal 10 de su camiseta ante la grada de animación en asctitud chulesca. Recibió una amarilla por ello.
Había que morir intentando matar, y el Málaga se puso a ello. Como pudo, estrellándose contra el muro visitante. Dejando jugadas bochornosas por el camino. Piernas cansadas y piernas temblando. N'Diaye andando, Fran Sol yendo a defender al área propia, un equipo partido y a la deriva.
La realidad pesa demasiado para estos jugadores, que vinieron con discurso de ascenso y la mayoría huirán de un descenso más que asumido por la mayoría. Aunque no lo digan las matemáticas. El partido se terminó con la enésima fallada de Rubén Castro dentro del área. Aunque empezó a morir en cuanto hubo otra expulsión. La de Genaro ha sido la sexta de esta temporada. Todas han sido demoledoras. Esta, la que más, porque implica pedir cita en el infierno.
La salvación la marca ahora el Oviedo y el Zaragoza con 35 puntos. ¿Después de 30 jornadas de desilusión, errores continuos y decisiones nefastas, alguien cree que es posible todavía? ¿Existían los milagros, sí o no? Habrá que creer en lo que parezca imposible.
Ficha técnica
0 - Málaga: Rubén Yáñez; Delmás (Loren, min.89), Esteban Burgos (Juande, min.60), Ramalho (Fran Sol, min.71), Cristian; Lago Junior (Appiah, min.89), Genaro, Luis Muñoz (Ndiaye, min.60), Escassi; Fran Villalba, Rubén Castro.
1 - Racing: Parera; Dani Fernández, Germán, Rubén Alves, Saúl García; Mboula (Pol Moreno, m.90), Juergen (Fausto Tienza, min.74), Aldasoro, Iñigo Vicente (Sangalli, min.81); Pombo (Arturo, min.90), Baturina (Matheus Aias, min.74).
Goles: 0-1, M.67. Iñigo Vicente.
Árbitro: Álvaro Moreno Aragón, (Comité Madrileño). Amonestó al local Fran Villalba (min.96). Expulsó a Gerardo (min.47), y a los visitantes Rubén Alves (min.31), Juergen (min.47) e Iñigo Vicente (min.68).
Incidencias: Partido correspondiente a la trigésima jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio La Rosaleda ante 26.061 espectadores. El Unicaja fue homenajeado en los prolegómenos del encuentro por el reciente título de la Copa del Rey y su capitán Alberto Díaz y el técnico Ibon Navarro, realizaron el saque de honor