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Tras la muerte del Aula del Mar: ¿Y ahora qué?

Los problemas económicos que se iniciaron en la pandemia y la falta de acuerdo entre los socios derivó en el fin de esta asociación que velaba por nuestro mar

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  • Mons (izquierda), en la devolución al mar de dos tortugas del CREMA. -
  • El proyecto medioambiental seguía siendo inviable por la deuda derivada de la pandemia y la falta de consenso entre sus socios
  • La mayoría de los trabajadores del Aula del Mar se quedaron en el paro

El mes de diciembre de 2022 se recordará como el adiós definitivo de una institución que durante 33 años ha luchado por investigar, informar, cuidar y concienciar sobre el ecosistema marino. Nuestros mares y océanos estaban más seguros con el Aula del Mar, que clausuró toda su actividad dividida en el Centro de Recuperación de Especies Marinas Amenazadas (CREMA) y el Museo Alborania, así como en cientos de charlas e iniciativas para la población malagueña.

Los motivos fueron las pérdidas económicas que empezaron a dañar en la pandemia y las diferencias que hubo entre los cinco socios, después de un informe de Promálaga que aconsejaba “un cambio profundo” en la estructura, contratar a un gerente y firmar un pacto que nunca se dio. En mayo de 2022 ya se decidió que Aula del Mar no saldría adelante y que terminaría sus servicios a finales del año. ¿Y ahora, qué?  

José Luis Mons, biólogo y miembro del equipo de investigadores de Aula del Mar, confirma a este periódico que “el Covid fue la estaca definitiva”.  “Aula del Mar siempre ha sido un proyecto difícil de mantener, al depender del apoyo de las administraciones, que deben renovarse año a año”.

El altísimo alquiler que implicaba tener el Museo Alborania, en pleno Palmeral de las Sorpresas, ha sido un obstáculo complicado de superar. “La deuda era cada vez mayor y la pandemia fue la puntilla que nos machacó”, cuenta Mons. Pese a la colaboración de Ayuntamiento y Diputación de Málaga, aunque aumentaran los presupuestos, seguía siendo inviable por la deuda y la falta de consenso.

En el paro

“Ha sido muy duro. En la pandemia fue complicado: viendo que el encierro se prolongaba, tuvimos que vaciar los acuarios. Aquello era desolador”. Se resurgió con apoyos externos, pero la muerte ya estaba destinada. Del Museo Alborania ya han entregado las llaves “porque no podemos afrontar el alquiler”.

Con respecto al CREMA, ahora está en un periodo de estancamiento. “Estamos trabajando con la Consejería, como centro colaborador, y nos gustaría encontrar otra ubicación donde pudiéramos continuar con esta labor, conservando y protegiendo a las especies. Me consta que todos los compañeros llevamos esto en la sangre. Nos gustaría ver si, de alguna forma, pudiéramos continuar con nuestras labores”.

Porque, como José Luis, son muchos los que se han quedado en paro: “la mayoría”. La idea es encontrar una alternativa, aunque sea por cuenta propia. “En la situación que era, continuar cinco socios y ponernos de acuerdo con las deudas que había era muy difícil. Por el problema económico no pudimos tirar adelante, pero la idea es tener perspectivas de futuro”.

El Aula del Mar pudo morir con la conciencia tranquila. Tuvo siempre el apoyo de la ciudadanía, “desde que empezamos”. Muchas tortugas, delfines y todo tipo de especies han sido recuperadas;  se salvaron muchas vidas y lo más importante, se creó conciencia en Málaga. Antes había un dicho que “no le gustaba”, ese que decía que Málaga era una ciudad de espaldas al mar. Después de 33 años, Málaga está de cara al mar.  “El cambio fue sustancial y eso es gratificante. Si pudiéramos retomar nuestras actuaciones, sería formidable”. Que se cumpla el deseo.

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